martes, 15 de octubre de 2013

Las cenizas de Ángela

Mis padres deberían haberse quedado en Nueva York, donde se conocieron y casaron y donde yo nací. En cambio, regresaron a Irlanda cuando yo tenía cuatro años, mi hermano Malachy, tres, los mellizos, Oliver y Eugene, escasamente uno, y mi hermana, Margaret, ya estaba muerta y enterrada. 
Cuando rememoro mi niñez me pregunto cómo sobreviví. Fue, claro, una infancia miserable: la infancia feliz difícilmente vale la pena para nadie. Peor que la infancia miserable común es la infancia miserable irlandesa, y peor aún es la infancia miserable católica irlandesa.



¿Cansado de las novelas donde solo te narran como vivían las personas de la aristocracia? Pues nada, este libro es la solución. Frank McCourt nos narra su vida, y como no; un poco de como se conocieron sus papás. Este pequeño y -revoltoso- simpático niño nos cuenta su triste vida de pobreza, los tratos de las demás personas hacia el y sus hermanos.

Teniendo un padre borracho que se gasta el poco dinero en alcohol y una madre que no hace otra cosa mas que quejarse es así como vive su infancia el pequeño Frankie haciendo lo  imposible por tener una vida decente, nos narra sus formas de vivir en las calles mas pobre de Irlanda. Sus sueños que se ven destrozados por no ser de la clase pudiente, las veces que tenia que hurtar para comer.

Tal vez les suene un poco miserable la historia, pero créanme que es todo lo contrario. Es un libro que te describe un mundo que no me había imaginado, y de alguna manera te hace ser menos materialista; porque pese a todo el pequeño Frankie vivía feliz en su casa con goteras. Vivía feliz y a su manera.

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